dilluns, 6 de juliol del 2009

Patchwork


Tenía alma de coleccionista. Desde la infancia coleccionaba toda clase de objetos: pegatinas, llaveros, muestras de perfumería... Miles de cajas se apilaban en el armario, ordenadas con precisión asiática por fechas.
Fue creciendo, y contemplar los objetos de las cajas ya no le satisfacía. Decidió coleccionar animales. Llegó a tener un loro, quince gusanos de seda, un perro, cuatro gatos y una araña. El loro se escapó, los gusanos se convirtieron en mariposa, los gatos huyeron, el perro se murió y la araña le picó en un brazo. La tiró por el wáter.
Se aficionó entonces a pegar la oreja a las paredes de su casa. En cada habitación podía escuchar una conversación distinta. No conocía a ningún vecino. Además, la mayoría de los que allí vivían estaban de paso. Pero anotaba cuidadosamente todas las conversaciones, para no olvidar ningún detalle. Cuando tuvo exactamente 600 libretas escritas por las dos caras cosió sus páginas y se confeccionó una vida reversible a medida.